29 dic 2010

Dar las gracias



Ricardo Gutman

Se va terminando el 2010 y no voy a llegar a las 100 publicaciones en un año. Que macana. Lejos está esto de ser algún balance pero como siempre en esta época las cosas parecen encaminarse hacia las despedidas, las fiestas, los balances y las recomendaciones del Dr. Cormillot para no quedar de cama después de los desarreglos culinarios de las fiestas de fin de año no es tan malo empezar a hacer un recuento de las cosas positivas y negativas.

Así y todo no haber llegado a los 100 post en un año llegaré a promediar un post cada cuatro días. No está mal. Cuando empezó el 2010 me propuse darle cierta continuidad al blog y creo que lo he logrado. Haber empezado un blog ha incrementado mi creatividad, créase o no, me ha puesto a pensar miles de variantes para sumar tráfico a la página. Es que en eso del tráfico se cuela ese dejo de narcicismo propio de los que escriben: si escribís y no te leen es como escupir para arriba. Es no importarle a nadie, es esa triste sensación de lo que decís pasa desapercibido.
Y eso es una lucha por que gran parte de mi vida sentí esa sensación. En un primer momento miraba con ansias las estadísticas de Google para saber cuántos habían entrado en el día y que habían leído.  Pude comprobar eso de que los números no mienten y me puse a pensar seriamente si convenía seguir escribiendo y posteando en este espacio ya que el número de entradas nunca se correspondió con mis expectativas. Hasta me hice un Facebook para promocionar mis escritos. Estuve así de colgar el blog. Pero la empecé a ver desde otro lugar y tiré al cuerno las estadísticas. Escribir es un acto de resistencia y lo voy a seguir haciendo, por más que no me lea nadie. Lo seguiré haciendo por mí, para no traicionarme. Porque es lo único real que tengo.
Si es por eso de acariciar al enano ególatra he logrado estar en Google. Que sé yo, algo es algo. Una de las cosas que me han quedado en el tintero es que este espacio sea más plural desde los nombres. Siempre deseé no solamente ser yo el que escriba sino que aquellos amigos que lo hacen también lo hagan aquí. Dificultosa tarea la de lograr que un amigo escriba 5000 caracteres porque además de estar cada uno inmerso en su vida cotidiana son lo bastante vagos como para sentarse una vez a la semana a escribir algo y mandarlo por mail. Fallé flagrantemente. Igual no dejaré de insistir.
Fue un año raro, bastante irregular en cuanto al ritmo. La primera mitad estuvo muy tranqui, la segunda se aceleró un poquito y diciembre fue a mil por hora. He tomado decisiones equivocadas y acertadas he evitado tomar decisiones que hubiesen mellado esas cosas en las que creo que tengo que luchar. No me arrepiento. El 2011 empieza bien, con propuestas en todos lados y proyectos copados. Espero que no me desilusione. No creo que lo haga.
He pagado la mayoría de mis cuentas corrientes, las que me quedan se saldarán en los próximos días. Si todo sale bien me esperan unas vacaciones hermosas por el norte del país. Los acreedores sabrán esperar. Me queda como cuenta pendiente empezar a publicar entrevistas a personalidades locales, quizás a algún grosso que venga, si tengo tiempo. Lo más probable es que arranque en los primeros meses de 2011. Soñaré negocios que nunca haré.  Quizás algunas otras cosas.
Muy pronto cumpliré 30 años. Sé dónde estoy parado, aunque no parezca. Sé muy bien quienes son mis enemigos y quienes son mis amigos. Sé de las cosas que me pierdo por estar donde estoy y por no estar cuando debiese estar. Los costos se pagan y son más reales de lo que se cree. Haré la mía. No me queda otra.
A todos aquellos que entraron por estos lugares y han leído mis notas se los agradezco de corazón. A los que han comentado también, un blog se alimenta de los comentarios y hay que dejar un tiempo para ponerse a opinar en la página de un pendejo que va dejando de serlo. Ya no sé si soy periodista. Seguro que no soy escritor. Soy un tipo que trata de escribir más allá de sus paranoias. Y vivir. Algo es algo. Un excelente 2011 para todos. Saludos y buena vida. Nos vemos a la vuelta de la esquina.